Se han borrado las caricias
que en mi piel se dibujaron,
y un desierto despiadado
me abre en canal esta brecha
de un erial desamparado.
En tu ausencia detenido,
duele el tiempo que vacío
va muriendo por segundos,
deshaciéndose entre ríos
de incontables soledades.
Mil veces me he prometido,
silenciarte en los recuerdos
y acallar mis sentimientos;
no he podido y sin querer,
sigo presa de tu aliento.
Ya no espero que regreses,
ni tan siquiera lo sueño,
sólo intento componer
de entre tanto oscuro infierno,
todos mis cristales rotos.
Y en la imagen del espejo
fiel reflejo de mi llanto
y mi pálido sentir,
lágrimas gritan tu nombre
en silencio y sin querer.
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