Alicia quiso salir del cuento. Tenía talento, liderazgo y libertad para hacerlo. Con toda la energía de sus piernas dio un salto y..., ¡zass! cayó en otro cuento. Allí la protagonista era una bella durmiente. Se decía que la pasión de un beso de los labios de un apuesto príncipe la despertaría. Alicia pasó de puntillas para no despertarla y privarle de un acontecimiento tan romántico. Desde el extremo del cuento dio otro salto más grande y salió a la vida real. Olía al humo de la pólvora, a plástico quemado y a sangre. La humanidad olvidó los finales felices.
100 palabras.
experto en desarrollo del talento, liderazgo y coaching para profesionales: