Siempre se imaginaba como una gran actriz o una escritora de éxito. Se veía viajando de un país a otro, de manera que sería difícil compaginarlo con una vida familiar; tener hijos y esas cosas. Pero vaya, tampoco le importaba demasiado. El amor no había sido amable con ella. Dos novios, y con ninguno se sintió verdaderamente amada y valorada. El primero le duró un mes, y al segundo le enseñó la puerta después de una semana de convivencia. Y es que, con una diosa licántropa, hay que echarle muchos arrestos para reprimirle aullar a la luz de la luna.