La otra noche cené con Adrián, un simpático chico que conocí en Instagram. Me habló entusiasmado de los treinta mil ojos de la libélula, los misterios que esconde un arrecife de coral, la vida troglodita del Paleolítico y las singularidades de la partenogénesis en el mundo de la reproducción asexual. Interesante monólogo en el que, no pude meter baza. Pero lo peor vino después, cuando se le ocurrió romper la botella de licor, sacar el lagarto y mostrarme la composición de su sistema óseo. Fue muy violento comprobar cómo la mirada del camarero japonés evolucionaba hacia la de un samurái. Así que, me levanté, y acercándome al asiático cabreado, pagué discretamente la cena, y algo más; ofreciéndole quedarse con mi acompañante, trocearlo y servirlo de aperitivo entre sus comensales. El transmutado samurái me hizo una solemne reverencia.
No sé si habréis ido recientemente a comer a un restaurante japonés, lo cierto es que, no he vuelto a saber nada del sabelotodo.
Fotografía encontrada y compartida de Internet
Publicado en la Asociación solidaria cinco palabras:
Palabras a incluir:
Libélula - coral - troglodita - partenogénesis - óseo
Causa solidaria del mes de Noviembre:
LA ASOCIACIÓN CIVIL TEATRO LUISA VEHIL CENTRO CULTURAL
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