Cuando el semáforo estuviera verde los dos se cruzarían en la calzada. Sin mirarse disimularían no reparar en el encuentro.
Su corazón estallaba cuando pasó a su lado. Una ráfaga de aire trajo su aroma característico. Sabía que durante los próximos diez años, se culparía por no haberle dicho nada.
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