El desespero y la culpa
se funden en la noche.
Un compás arrítmico
y descarnado
rompe inclemente
el Alma aterida,
clamando por un sustento
que indulgente le redima.
Misericordioso poder,
Misericordioso poder,
que devuelva la paz perdida
al pensamiento castigado,
golpeado y escarmentado
por una idea hiriente,
profunda y lacerante
que domina y somete
sin juicio ni cordura.
No hay luz ni razón,
No hay luz ni razón,
solo una oscuridad tenebrosa;
lóbrega y sórdida caverna
por demonios habitada.
Frío intenso que cala
húmedo en los huesos.
Quebranto de voluntades
que fracturan la norma,
la ley y el precepto.
Transgresión y pecado.
Mancha que pesa
mordiendo
y desbaratando axiomas;
confundiendo realidades
en extenuadas conciencias.
Diablos que parasitan
cuerpo y mente;
que se apropian sin piedad
del humano impenitente,
destruido y naufragado
entre sombríos remordimientos.
Infierno de tinieblas y castigo.
Preámbulo de una condena eterna.
Me ha gustado mucho el escrito Galilea! Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario!
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