sábado, 27 de mayo de 2017

Demasiado tarde



Se resentía de su rotura de menisco y el peso de las bolsas con las viandas para la cena, sumado a los tres escalones de entrada a la casa, le estaban matando.
Hoy era el aniversario de boda y quería sorprenderla con una cena romántica, que sirviera de catapulta para remontar ese distanciamiento que sufrían. 
Sería una sorpresa para ella, acostumbrada a su poca o nula memoria para las fechas que son importantes recordar.
Una noche para disfrutarla en el cenador del jardín. Un buen vino, las estrellas y ese farol de testigo... harían el resto. Sólo necesitaba parar un segundo el tiempo, para decirle algo que hacía demasiado tiempo que le debía.
Sonó el móvil. Era ella.
- Hola… tengo guardia, no me esperes esta noche. 
- ¿Hoy? ¿Justo esta noche? - Preguntó sorprendido y contrariado - Es nuestro aniversario. Esta vez no me había olvidado. ¿Tú sí?
Un silencio que duró más de lo debido, se adueñó del teléfono.
- No, no me había olvidado. En todos estos años, nunca lo olvidé. -Dijo ella al fin.
- Había pensado en preparar la cena en el jardín. Estaremos bien y podremos hablar tranquilamente como hacíamos antes.
- No creo que sea necesaria ninguna celebración. Pero tienes razón en una cosa; tenemos que hablar. - Añadió ella en un tono serio y firme.
El silencio de nuevo pesaba como una losa.
- Sólo necesitaba esta noche para decirte... que te quiero. - Dijo él, casi con un hilo de voz.
Al otro lado del teléfono, una respiración entrecortada anunciaba el llanto contenido de ella.
- Yo he necesitado saberlo y sentirlo, cada día y cada noche durante todos estos años. Te volviste frío, distante, lejano. Has llenado tu vida y tu mundo, entre tu trabajo, tus amigos, tus aficiones... Incluso con alguna aventura de la que nunca pensaste que me entraría. Contaban sólo tus sueños, tus proyectos y te olvidaste de los que podíamos compartir. 
Tras las palabras de ella, de fondo, se oyó una voz masculina saludando a su llegada.
- ¿No estás sola, verdad?
- No.
- Te quiero
- Yo ya no. Es tarde para nosotros, lo siento.
Y el teléfono… enmudeció su voz para siempre.





Publicado en:

No hay comentarios:

Publicar un comentario