viernes, 5 de mayo de 2017

No es un truco, es amor



Mientras fuera la lluvia caía torrencialmente, el público que llenaba la sala aplaudía satisfecho los juegos de manos y trucos de magia con los que el mago les obsequiaba. Decididamente había conseguido atraparlos en su mundo mágico y con cada nuevo truco, la estupefacta concurrencia no salía de su asombro.
De su bolsillo salió un pañuelo de color magenta y caminando entre las mesas del café teatro, buscó con su mirada, los ojos de una guapa joven sentada junto a su pareja. Sin dejar de mirarla fijamente llegó hasta ella; extendió su mano y cogiendo delicadamente la suya, se inclinó y la besó. Sus ojos se encontraron y en la pequeña distancia que los separaba, ella comprendió instantáneamente, que no había truco en lo que iba a suceder a continuación. El mago volcó la cubitera sobre la mesa; y del pañuelo arrugado entre sus manos, surgió un corazón latiente, que con sumo cuidado puso a refrescar sobre los cubitos de hielo. El rostro del mago perdió su color natural y cayó al suelo, muerto.
Sólo ella sabía... que moría de amor.








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