Esa casa era toda su infancia y los recuerdos se agolpaban en cada objeto.
Un océano azul se fundía con un luminoso cielo, en un cuadro colgado en la pared. Era un crío cuando su abuela lo pintó y él se extasiaba mirándola. Nunca entendió cómo podía hacerlo.
Se recordaba buscando fotografías en el viejo revistero. “Un asteroide estaría bien, o también un rinoceronte” Necesitaba una imagen para pintarla en el lienzo que le preparó la abuela. Quería sorprenderle con algo bonito... aunque ella no pudiera verlo.
Un pellizco le apretó el corazón. Igual que un Pizzicato genera una onda de sonido sostenido, así sintió, cómo la piel y el Alma, se le llenaban de melancolía recordando las palabras de su abuela, mientras ella rozaba con sus dedos su pintura ya terminada.
“Es muy hermoso. Puedo verlo, porque la belleza más valiosa, se ve desde el corazón”.
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Profundo y hernmoso relato. Corazon y alma nos definen....
ResponderEliminarMuchas gracias!
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