En su sonrisa cristalina
cabía una perfecta alegoría;
visión dichosa de una vida por vivir.
Hija de un guerrero
que luchó como un león,
recuperando para ella
el tiempo que la vida le negó.
Por ella cruzó abismos insondables.
Peleó batallas contra el miedo.
Recorrió desiertos yermos de esperanza,
y fue prisionero, sentenciado y muerto,
el día que supo que la iba a perder.
Padre que por amor mueres
dando de ti lo más preciado.
Es tu corazón lo que le entregas
para que en su dulce pecho galope.
Fuerte y lleno de vida.
Para ella... tu regalo más hermoso.
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