Ojos que miráis ciegos en un mar de niebla.
Manos torpes que palpáis insensibles la oscuridad.
Cuerpos zozobrantes en la angustia de vuestros pecados.
Decidme,
¿Cuáles son vuestras cadenas?
Mostrad esos labios babeantes,
y desenmascarad al mundo vuestra verdad.
Esa que os duele, araña y os muerde por dentro.
La que poseéis y en vuestra locura nos escondéis.
Decidme,
¿Cuáles son vuestras cadenas?
Mostrad esa verdad
que es tan nuestra como vuestra.
Esa que al vivirla de cerca,
en la piel,
os dejó el desgarro del horror.
Un horror que palpita en vuestro cerebro
y que machaca el pensamiento.
Decidme,
¿Cuáles son vuestras cadenas?
Solos lleváis una pesada carga
y se os llama, locos.
Locos por mirar de frente sin esquivar la mirada.
¡Valientes!
que en busca de la verdad perdisteis la cordura.
Y en un sentir desordenado de miradas vacías,
ocultáis el horror que os tocó el fondo
del Alma y de la piel.
No calléis pues,
Despojaros de esa carga,
repartid vuestro dolor.
Y gritadle a ese mundo que os arrincona…
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