Entre el
rescoldo de mis ilusiones
quedó una
insignificante llama.
Pequeña para
darme una esperanza,
demasiado
grande para olvidarte del todo.
Para
sentirme fría ante una mirada.
Para
sentirme serena,
con una
palabra inquieta
que dice y
no dice nada.
Y hoy,
esa hoguera
que parecía apagada,
se ha
reavivado en calor y ya es eterna.
Y lucha
contra el viento con orgullo
porque sabe
que es más fuerte que él.
Ya nada
podrá con ella.
Y es que
muy dentro lleva,
la fuerza de
un amor escondido.
De una
ilusión eterna.
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